¿El aprendizaje es algo trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósitos de unos contenidos cualesquiera?
Quien piensa actualmente que el aprendizaje es algo trivial, poco gratificante y desesperanzador, es una persona que está deprimida o bien ha perdido la fe para salir adelante en el país; no quiero pensar que se dedica a la docencia, ya que en el menor de los casos diría que no tiene vocación para ello.
Así es, el aprendizaje va mucho más allá de un concepto simple de poseer datos, almacenarlos u aplicarlos, incluso en ciertas ocasiones para presumir una memoria enciclopédica; el aprendizaje es como bien lo describe Xavier Vargas en su texto “El aprendizaje y el desarrollo de las competencias” una manera de estar en el mundo, una manera de construirse así mismos eligiendo acciones, ya que la construcción del conocimiento implica la construcción de la realidad…y en cierta forma del mundo.
Se puede observar, definitivamente sí, una forma en que se muestran es a través de las competencias, pues son una compleja estructura de tributos (conocimientos, valores y habilidades), o bien “integran y relacionan atributos y tareas, que permiten… ocurran varias acciones intencionadas simultáneamente y tomando en cuenta el contexto y la cultura del lugar de trabajo en el cual tiene lugar la acción”.[1]
De manera sencilla, podemos decir que, la competencia es la capacidad propia del ser humano para movilizar saberes en un contexto determinado, cómo no vamos a verlos, cómo no vamos a reconocer si se resuelven problemas en la acción misma.
Sin embargo, para ser tan compleja dicha capacidad, es pertinente no minimizarla o despreciarla con preguntas sosas o faltas de valor, pueden medirse si, pero siempre y cuando hagan referencia al propósito esperado, a la proximidad obtenida del conocimiento mediado. No es gratis la intervención de rubricas o evaluaciones estandarizadas por su complejidad en tanto cantidad de sujetos participantes.
Conviene pues, respetar el aprendizaje en cuanto apropiación del saber y aprehensión de la realidad de hacerla nuestra, suya de todos, no activando contenidos y tareas o actividades inadecuadas en el menor de los casos, sino con una verdadera comprensión de la causa, apoyándonos con análisis teórico y práctico en otras, con la única finalidad de terminar con la reproducción del conocimiento y transitar hacia la transformación y creación del mismo en aras de una mejor sociedad.
[1] Vargas, Beal Xavier. Op.cit. Infra. P. 8.año 2005.
Quien piensa actualmente que el aprendizaje es algo trivial, poco gratificante y desesperanzador, es una persona que está deprimida o bien ha perdido la fe para salir adelante en el país; no quiero pensar que se dedica a la docencia, ya que en el menor de los casos diría que no tiene vocación para ello.
Así es, el aprendizaje va mucho más allá de un concepto simple de poseer datos, almacenarlos u aplicarlos, incluso en ciertas ocasiones para presumir una memoria enciclopédica; el aprendizaje es como bien lo describe Xavier Vargas en su texto “El aprendizaje y el desarrollo de las competencias” una manera de estar en el mundo, una manera de construirse así mismos eligiendo acciones, ya que la construcción del conocimiento implica la construcción de la realidad…y en cierta forma del mundo.
Se puede observar, definitivamente sí, una forma en que se muestran es a través de las competencias, pues son una compleja estructura de tributos (conocimientos, valores y habilidades), o bien “integran y relacionan atributos y tareas, que permiten… ocurran varias acciones intencionadas simultáneamente y tomando en cuenta el contexto y la cultura del lugar de trabajo en el cual tiene lugar la acción”.[1]
De manera sencilla, podemos decir que, la competencia es la capacidad propia del ser humano para movilizar saberes en un contexto determinado, cómo no vamos a verlos, cómo no vamos a reconocer si se resuelven problemas en la acción misma.
Sin embargo, para ser tan compleja dicha capacidad, es pertinente no minimizarla o despreciarla con preguntas sosas o faltas de valor, pueden medirse si, pero siempre y cuando hagan referencia al propósito esperado, a la proximidad obtenida del conocimiento mediado. No es gratis la intervención de rubricas o evaluaciones estandarizadas por su complejidad en tanto cantidad de sujetos participantes.
Conviene pues, respetar el aprendizaje en cuanto apropiación del saber y aprehensión de la realidad de hacerla nuestra, suya de todos, no activando contenidos y tareas o actividades inadecuadas en el menor de los casos, sino con una verdadera comprensión de la causa, apoyándonos con análisis teórico y práctico en otras, con la única finalidad de terminar con la reproducción del conocimiento y transitar hacia la transformación y creación del mismo en aras de una mejor sociedad.
[1] Vargas, Beal Xavier. Op.cit. Infra. P. 8.año 2005.